4 de diciembre de 2024

70 años

1954 - 2024

En los documentos conservados, se especifica que el mantenimiento de la capilla de la Concepción y el culto allí desarrollado (Inmaculada Concepción, san José y san Antonio de Padua) son responsabilidad en primer lugar del capellán, sacristán y santero; y, en segundo lugar, de la Hermandad de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Esto último lo podemos encontrar en el capítulo tercero de las constituciones de la capilla de la Concepción (creada en 1858) escritas en 1859:
«Digo yo Antonio Cano Gamero como me obligo inter viva, y sea hermano de las Benditas Ánimas, de entregar según decreto del Señor Ilustrísimo D. Alfonso Obispo de esta diócesis de Cordova, todo el fondo o ingreso del cepillo que está fijado en esta Capilla, juntamente con lo que reúna de rifas, entregándolo al capellán efectivo, para que lo invierta en beneficio de dichas almas y bienhechores, y no a otra alguna persona».
Por ende, a la vinculación de tipo devocional que el antiguo culto hortelano a la Concepción tenía con la Hermandad de la Purísima, le sumamos la vinculación preeminentemente económica con la Hermandad de las Benditas Ánimas, resultando ambas en precedentes históricos de la actual presencia de María Santísima de la Concepción.
Establecido el culto, la capilla de la Concepción pronto se destacó como un elemento central para todos los habitantes de Pedro Díaz y la Graja. Actuaba como punto de socialización, destacando las festividades religiosas realizadas en la capilla, entre las que se mencionan las fiestas navideñas, misa de los Santos Inocentes, novenas, jubileos, misas, etc. Además, tenía una función educativa, ya que albergó la escuela elemental de Pedro Díaz y la Graja.



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